El turismo en Asia ha crecido y sigue creciendo año a año. El año pasado más de dos millones de personas visitaron Camboya. Eso hace que cada vez más haya más y más servicios orientados al turista, y que los precios aumenten también. Cualquier hijo de vecino no se queda inmóvil ante este hecho y empieza a cobrar más por lo que sea que ofrece. Los precios en los restaurantes, mercados, transporte etc. Han aumentado considerablemente en los últimos años.
Ahí viene entonces el desafío para uno que vive aquí. La cara te delata. Si. El ser ‘blanco’ hace que el solo caminar por la calle uno sea blanco de ofrecimientos de todo tipo de vendedores ambulantes, personas pidiendo, tuc-tucs, motos, etc. Uno no importa cómo se vista, o se disfrace, siempre es y será un ‘blanco’. Y por lo tanto ‘blanco’ de la oportunidad de un ‘local’ de hacer un dinerillo extra.
Por lo tanto todo el mundo trata (como en cualquier lugar turístico) de sacar el mayor provecho. Ahí comienzan los problemas. Porque uno vive aquí todos los días, entonces no quiere que le cobren los precios de ‘turista’. No me importa tener que pagar un poco más que los locales, porque obviamente yo gano más, y estoy dispuesto a gastar más pero tampoco me gusta que me arranquen la cabeza cada vez que me muevo en un tuc-tuc o que voy a comer a algún lado.
Así que la pregunta de este post sería: “Cómo NO pasar por turista?”. Bueno, aquí van algunos consejos.
1. Evitar caminar por la calle mirando hacia todos lados ‘como un turista’, como si uno nunca hubiese visto nada de lo que hay ahí, y se sorprendiera a cada paso. Caminar a paso constante y con decisión hace que los ‘locales’ se den cuenta que uno no es la primera vez que está ahí.
2. Hablar la lengua local. Y con esto no me refiero a hablarla perfectamente, sino que con solo saber decir “Buenos Días” y preguntar “Cuánto vale?” o decir “No!... es muy caro” reduce cualquier precio a la mitad. Recuerden que aquí, al menos en los ‘mercados locales’ es costumbre el regatear el precio hasta que ambas partes llegan a un acuerdo. Claro que el vendedor al ver mi cara de blanco, subirá el precio al máximo (y algunos turistas europeos pagan el precio sin pestañear porque sigue siendo una bicoca para ellos). Así que en mi caso, yo tiro mi primera oferta a un 30% del precio que se me ofrece, y luego de ahí negocio lo más que pueda. Claro que hay que también que recordar que a veces uno se encuentra negociando por algo así como 20 centavos… cuando a uno no le hace ninguna diferencia, pero para el vendedor puede significar en una comida mas.
3. No andar con cámaras colgando, o folletos, o mapas, o guías de viaje. Eso es como tener un cartel en la frente que diga TURISTA: ABROCHENME!.
4. Ir conociendo los lugares turísticos para tratar de evitar comprar ahí, y en cambio comprar en los lugares donde los ‘locales’ compran.Mismo siguiendo estas reglas, uno termina pagando más que un local, y también depende mucho de las habilidades de cada uno para negociar. Lo que si les puedo asegurar, es que con práctica se volverán en los mejores!
Me pasa que cuando regreso a Argentina, y voy a comprar algo, me sale de adentro decir: “Maestro… pero si compro dos… no me haces precio?”